lunes, 6 de julio de 2009

Complícalo y disimula

Ahora lo entiendo todo. Siempre me ha parecido curiosa la habilidad que tienen algunos para complicar las cosas, con la idea de que parezcan importantes. Si algo es sencillo no puede ser bueno; si algo es enrevesado, complicado -aunque la idea que esté detrás sea sencilla-, es importante. Y así le dan muchas vueltas a algo, lo "oscurecen", lo llenan de términos abstractos, sin sentido, pero que suenen importantes y ¡ay de tí si pretendes entenderlo o simplificarlo!; la respuesta que te darán es "cállate, que lo que pasa es que no entiendes ni sabes nada..."
Es una costumbre muy extendida en muchos ámbitos de la sociedad, incluso en la empresa, como se refleja en la columna de opinión "Antes muertos que sencillos" (tengo que buscar la referencia...)

Pero resulta que todo viene de un incorrecto uso de la cita del filósofo Baruch Spinoza:

Sed omnia praeclara tam difficilia quam rara sunt
(Pero todas las cosas excelentes son tan difíciles como raras)

Deberían darse cuenta que no puede darse la vuelta: no por complicar algo y hacerlo difícil, se vuelve excelente.

1 comentario:

Jorge dijo...

Ya lo decía Einstein: "Haz las cosas sencillas lo más sencillas posibles, pero no más"